¿Por qué hay un callejón de tornados en Norteamérica y no en Sudamérica?
18 Julio de 2024, Margaret Harris
Kansas, el estado donde nací, es famoso por ser plano y por tener muchos tornados, así que cuando leí que unos científicos en el estado vecino de Indiana habían encontrado una conexión entre lo plano y el riesgo de tornados, tuve mucha curiosidad.
Resulta que la culpa no es de Kansas por ser plana. Sino que más bien, ese clima como de película se debe a la superficie plana del Golfo de México, según unos científicos de la Universidad de Purdue. Aunado a otros factores geográficos, argumentan que la calma del océano es lo que hace que Kansas y sus estados vecinos sean el escenario perfecto para películas como el éxito de 1996, Twister , y su secuela recién estrenada: Twisters.
El argumento de las científicas comienza con un poco de conocimiento general. El “callejón de los tornados” de las Grandes planicies Norteamericanas comunmente se atribuye a dos accidentes geográficos: las Montañas Rocallosas en el oeste y el Golfo de México y el Mar Caribe al sur. Cuando el viento del este choca contra esta cordillera que corre de norte a sur, cambia de dirección hacia el norte y aumenta su velocidad. Durante este proceso, el viento forma lo que los meteorólogos llaman “capacidad para formar vórtices anticiclónicos”, que es una manera científica de decir que el aire comienza a rotar en contra de las manecillas del reloj. Asimismo, los vientos del sur que soplan del golfo tropical, bombean aire húmedo y caliente hacia la capa más baja de la atmósfera. Este conjunto de fenómenos crea condiciones que favorecen la creación de tormentas eléctricas y su consecuencia: los tornados.
Solo hay un pequeño problema con esta historia. La región central de sudamérica, que incluye a Uruguay y partes de Argentina, Paraguay y el sur de Brasil, también está cerca de una cordillera prominente: la de los Andes. Y también tiene una fuente de aire húmedo y caliente: la cuenca del Amazonas. Por si fuera poco, también tiene tormentas eléctricas severas que se extienden a mayor altitud hacia la atmósfera. De hecho hay más tormentas eléctricas que en la parte central de Norteamérica. Sin embargo, los tornados son mucho menos comunes, lo cual no puede ser explicado por el argumento de conocimiento general antes mencionado.
Un factor adicional
En un estudio publicado en PNAS,, Dan Chavas y quien entonces era su estudiante de posgrado, Funing Li,, de la Universidad de Purdue, junto con colegas del Centro Nacional de Estados Unidos para la Investigación Atmosférica, la Universidad Stony Brook y la Universidad Estatal de Colorado, buscaron la explicación en una diferencia importante entre norte y sudamérica que antes no había sido tomada en cuenta: Si bien las superficies del Golfo de México y el Mar Caribe son suaves, los científicos observan que la cuenca amazónica tiene una vegetación preponderante y contiene accidentes geográficos como planicies y altiplanos. ¿Será esta la causa de la ausencia de un callejón de tornados sudamericano?
Las científicas hicieron experimentaron con un modelo del clima a nivel global para probar esta hipótesis. En el primer experimento, aplanaron la versión computarizada de la cuenca del Amazonas para hacerlo similar a la del mar y probaron el potencial de tornados en sudamérica bajo ese modelo. En el segundo experimento hicieron lo opuesto: llenar la versión digital del Golfo de México para observar cómo esto afectaba el potencial de tornados en norteamérica.
Los resultados fueron atronadores. La incidencia de tornados en la versión suave de sudamérica aumentó alrededor del doble, comparado con la versión del mundo real. El noreste de Argentina se vio particularmente afectado. Asimismo, la versión modificada del Golfo en la versión de Norteamérica en el modelo, vio una reducción en la incidencia de tornados hasta en 41%; la más drástica ocurriendo en las Grandes Planicias y el sureste de EE. UU.
Como solución al problema de tornados de Kansas, este hallazgo no es bastante útil que digamos. Las geoingenieras humanas no van a empezar a llenar el Golfo de México a corto plazo, y los procesos naturales que podrían llevarlo a cabo serían cataclísmicos. (Solo digamos que uno que otro tornado más sería el menor de nuestros problemas). Pero la investigación aún tiene algunas implicaciones prácticas. La deforestación desmedida ha hecho que la cuenca del Amazonas sea más plana. Y la reforestación está haciendo el este de EE. UU. más rugoso. De acuerdo a los investigadores, dichos cambios podrían afectar la frecuencia de los tornados, aunque la naturaleza exacta del efecto es difícil de predecir.
“Una pregunta importante es cómo es que el tierra y su topografía pueden alterar la respuesta de los tornados en el futuro. El cambio climático podría modificar la circulación atmosférica a gran escala y los patrones geográficos de tormentas eléctricas severas y la actividad de tornados que produce”, describen. “Esperamos que nuestro estudio genera más investigación que explore esos factores adicionales”.
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Traductor: Pedro Díaz