Para las mujeres que se dedican a la electroquímica, la ciencia es primero

29 Ago 2022 Sandra Stevens
Abierto a todos: las organizaciones como la Sociedad electroquímica pueden ayudar a que las mujeres sientan que pertenecen a este campo de estudio (Cortesía: iStock/PCH-Vector)

9 de junio de 2022. Patrocinado por The Electrochemical Society

Un equipo de 50 mujeres produjo una edición especial para el Journal of The Electrochemical Society como editoras invitadas. El trabajo destaca las contribuciones científicas de las mujeres en el campo de la electroquímica

La historia de la ciencia moderna está repleta de mujeres talentosas cuyos logros en la investigación han pasado desapercibidos. Un ejemplo obvio es Rosalind Franklin, cuyo análisis meticuloso de las cadenas de DNA con rayos-X se ubica en un segundo plano dentro de la historia de cómo Francis Crick y James Watson descubrieron la estructura de la molécula. Otro caso es el de Jocelyn Bell, quien muchos consideran que debió haber compartido el Premio Nobel de Física por sus observaciones y los datos que revelaron la existencia de los pulsares.

Incluso hoy, sigue siendo menos probable que las científicas sean reconocidas por sus contribuciones cuando se les compara con sus colegas masculinos. Si bien cada vez más mujeres optan por estudiar ciencias a nivel licenciatura, un análisis reciente de Lokman Meho, de la Universidad Americana de Beirut, reveló que solo el 30% de los docentes en las áreas de ciencia y tecnología a nivel mundial son mujeres, y que entre 2016 y 2020 solo el 19% de los premios a la investigación más prestigiosos fueron otorgados a científicas. Es importante destacar estas desigualdades en los niveles más altos del campo, ya que eliminan los modelos a seguir que pueden ayudar a inspirar a las jóvenes que buscan dedicarse a la ciencia.

“Es importante reconocer la gran cantidad de trabajo que las mujeres han generado en la investigación científica”.

Ingrid Milošev, Instituto Jožef Stefan, Eslovenia

 

Uno de los principales motivos detrás de la reciente edición especial dentro de la publicación principal de la Sociedad Electroquímica, el Journal of The Electrochemical Society (JES), fue proporcionar más visibilidad y reconocimiento a las contribuciones de las mujeres. “Es importante reconocer la gran cantidad de trabajo realizado por las mujeres dedicadas a la investigación científica”, comenta Ingrid Milošev, jefa de química y física orgánica en el Instituto Jožef Stefan en Eslovenia y una de las editoras invitadas en la edición especial. “El papel de las mujeres en algunas de las posiciones clave ha sido subestimado, y necesitamos mostrar que somos perfectamente capaces de asumir las responsabilidades que ya nos correspondían”.

La idea para la edición especial de “Women in Electrochemistry” surgió de las discusiones actuales sobre diversidad, igualdad e inclusión (DEI, en inglés) en la Sociedad Electroquímica (ECS). “La ECS lleva varios años comprometida con la diversidad y en 2019 formalizó su postura en cuanto a la DEI”, comenta Alice Suroviec, editora asociada del JES y decana de la Escuela de Matemáticas y Ciencias Naturales en el Berry College en EE. UU. “Pensamos que la edición especial sería una buena manera de presentarlo en la comunidad”.

“Las conversaciones sobre diversidad con frecuencia parecen ser una historia que ocurre en EE. UU., por eso intentamos incluir a gente de todo el mundo”.

Alice Suroviec, Berry College, EE. UU.

 

La edición especial ha sido desarrollada por 50 editoras invitadas que, en conjunto, representan una amplia gama de áreas de investigación y ubicaciones geográficas. “Las conversaciones sobre diversidad con frecuencia parecen ser una historia que ocurre en EE. UU., por eso intentamos incluir gente de todo el mundo”, comenta Suroviec. “También quisimos destacar los temas de diversidad que pueden surgir tanto en la industria como en el sector académico”.

Las editoras invitadas han jugado un papel fundamental en el éxito de esta publicación; poniéndose en contacto con otras colegas con antecedentes e intereses académicos afines. La respuesta ha sido impresionante, con más de 160 artículos publicados hasta la fecha. “Detrás de esta edición especial hay mucho ímpetu y energía”, nos dice Janine Mauzeroll, editora técnica para el JES e investigadora en jefe en química bioeléctrica y orgánica en la Universidad McGill en Canadá. “Claramente las editoras invitadas trabajaron arduamente para conectar con sus colegas, y el haber logrado que la edición se enfocara en la ciencia ha generado una respuesta verdaderamente positiva”.

“Lograr que la edición se enfocara en la ciencia ha generado una respuesta verdaderamente positiva”.

Janine Mauzeroll, Universidad McGill, Canadá

 

De hecho, “la ciencia es primero” es el mantra al que se suscriben muchas de las mujeres que optan por hacer de la investigación su carrera. Donna Strickland, quien en 2018 fue apenas la tercera mujer en ganar el Premio Nobel de Física, se sorprendió por la cantidad de atención mediática que se enfocaba en su género más que en sus logros científicos. “Yo no me veo como una mujer en las ciencias, sino más bien como una científica”, dijo en una entrevista en el periódico The Guardian. “Yo pensaba que la verdadera historia sería la ciencia”.

Por esa razón, la mayoría de los artículos en la edición especial contienen nuevos resultados en la investigación científica, y la única condición fue que la autora principal o coautora tenía que ser mujer. “Lo que importa es la ciencia, y queremos ser evaluadas con base en la calidad de nuestra investigación”, comenta Mauzeroll.  “Si en el proceso ayudamos a que las políticas progresen, maravilloso, pero somos científicas, no políticas”.

Asumiendo el mando: las editoras del Journal of the Electrochemical Society han trabajado junto con un equipo de editoras invitadas para crear una edición especial que destaca las contribuciones científicas de las mujeres a la electroquímica. En sentido de las manecillas del reloj, empezando de arriba a la izquierda: Janine Mauzeroll, Sanna Virtanen, Alice Suroviec, Ingrid Milošev, Olga Marina

Es importante señalar que el mérito técnico de cada artículo fue evaluado usando el mismo criterio que se utiliza para el resto de los artículos recibidos por el journal. “El rigor científico es el factor más importante para publicar en el JES”, insiste Olga Marina, una de las editoras asociadas y científica en jefe para procesos de energía y materiales en el Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico. La editora técnica Sannakaisa Virtanen, profesora de ciencias de superficies y corrosión en la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Núremberg en Alemania concuerda: “Es realmente importante utilizar los mismos criterios para la revisión por pares. No queremos sentir que nuestros logros se derivan del hecho de ser mujeres”.

“El rigor científico es el factor más importante para publicar en el JES”.

Olga Marina, Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico

Las contribuciones abarcan todo el rango de la investigación en electroquímica: desde baterías y almacenamiento de energía, hasta química orgánica y bioeléctrica. Asimismo, algunos de los artículos ofrecen una perspectiva más personal sobre los retos a los que se enfrentan las científicas que se dedican a la electroquímica en distintos ambientes de trabajo y ubicaciones geográficas. “La edición tiene bases sólidas en electroquímica, pero también incluye historias personales”, dijo Suroviec. “Las lectoras han disfrutado al enterarse sobre las experiencias de otras mujeres en el campo y en diferentes partes del mundo. Además, ofrecen puntos interesantes para quienes no son mujeres dedicadas a la ciencia”.

Cambios en la dinámica

La mayoría de las editoras invitadas recuerdan lo que se siente ser la única mujer en el laboratorio o en alguna conferencia científica; pero en el transcurso de las últimas dos décadas, han notado que la situación es más balanceada gracias a que más estudiantes femeninas han decidido estudiar ciencias y disciplinas relacionadas con la ingeniería a nivel licenciatura. “En mi experiencia, la electroquímica parece ser una de las disciplinas científicas más abiertas y cordiales”, dice Suroviec. “Creo que parte de las razones para ello es que es un campo multidisciplinario, que puede ser abordado desde distintas avenidas. Es una ciencia que se hace en equipo”.

“Es realmente importante que se utilicen los mismos criterios para la revisión por pares. No queremos sentir que nuestros logros se derivan del hecho de ser mujeres”.

Sannakaisa Virtanen, Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Núremberg en Alemania

 

Pero al igual que en muchas otras áreas de investigación, la proporción de mujeres que avanzan para ocupar posiciones elevadas continúa siendo preocupantemente baja. El fenómeno conocido como “tubería que gotea” está bien documentado; consiste en la renuncia de las mujeres al sistema científico, lo que da como resultado menos científicas con el poder e influencia para lograr los cambios necesarios para beneficiar a las generaciones más jóvenes.

Esa deserción gradual es particularmente evidente en disciplinas donde hay una presencia femenina importante dentro del cuerpo estudiantil. En química, por ejemplo, más de la mitad de quienes se gradúan con esa licenciatura son mujeres, pero los datos recolectados gracias a la iniciativa Colaboración para la Química Abierta a la Diversidad e Igualdad, mostró que las químicas ocupaban solo el 20% de las posiciones de docencia universitaria y menos del 16% del profesorado de tiempo completo.

Hay muchos factores que pueden afectar la decisión personal de abandonar la profesión científica, pero una de las razones obvias es la fricción entre el trabajo y la familia. “Sin importar qué tanto amemos la ciencia, es realmente difícil, para cualquier investigadora joven, asegurar una posición, trabajar en el extranjero, aplicar para proyectos y publicar los mejores artículos”, señala Milošev. “Es muy difícil establecer una relación o empezar una familia durante esos momentos, y muchas mujeres optan por un trabajo estable que haga su vida menos complicada.”

Reducir las presiones sobre la juventud científica beneficiaría tanto a hombres como mujeres, pero las encuestas a estudiantes y académicos sugieren que son las científicas quienes tienden a valorar un balance razonable entre lo personal y lo profesional. Gran parte de la evidencia también muestra que las mujeres tienden a tomar más responsabilidad en cuanto al cuidado de los hijos y otras labores domésticas. La pandemia del COVID destaca, una vez más, que por lo general es la pareja femenina quien tiene que sacrificar su vida profesional para cuidar a los hijos y supervisar su aprendizaje desde casa.

“Las mujeres no van a querer ser electroquímicas si sienten que necesitan dedicar las 24 horas del día a esta labor”, dice Mauzeroll. “Para que las estudiantes escojan esta carrera tienen que verse viviendo esta vida”.

Las actitudes y dinámicas arraigadas en el lugar de trabajo también juegan un papel, incluso si la discriminación es en su mayoría (aunque no por completo) una cosa del pasado. Los sesgos, ya sea pequeños, sutiles y con frecuencia no intencionales, pueden acumularse para hacer que las mujeres se sientan menospreciadas y aisladas en los ambientes predominantemente masculinos. Las encuestas a científicas e ingenieras revelan problemas con doble moral, una distribución de fondos y recursos no equitativa, y una lucha constante para hacer que sus voces sean escuchadas.

Una queja común es que las ideas presentadas por mujeres con frecuencia son ignoradas, especialmente cuando están empezando su carrera, mientras que la misma sugerencia tiene más probabilidad de ser aceptada cuando proviene de un colega masculino.

Mejorar las oportunidades y prospectos para las científicas jóvenes es una gran motivación para muchas de las mujeres involucradas en la edición especial. Según Mauzeroll, recolectar la producción científica de las electroquímicas manda un mensaje poderoso a las estudiantes que están tomando decisiones sobre el futuro de su carrera. “Es importante destacar el gran trabajo que han hecho las mujeres en la electroquímica”, dice. “Es una manera de que la gente se reconozca y piense que es posible hacer una carrera en esta área de estudio”.

La diversidad es importante

Si bien esta edición está enfocada en las mujeres dedicadas a la electroquímica, los editores de la ECS y el JES están al tanto de que muchos de los problemas que acaecen a las mujeres también afectan a otras minorías en la ciencia. “En EE. UU. hay esfuerzos para contrarrestar el sesgo de género, pero dentro de la ECS hay una discusión mucho más amplia en torno a la diversidad, igualdad e inclusión”, comenta Mauzeroll. “En el futuro esperamos tener otras ediciones especiales que destaquen la contribución y experiencias de otros grupos con poca representación en el campo”. De hecho, la edición más reciente de la revista Interface de la sociedad, donde Suroviec es editora invitada, ofrece una perspectiva más general en cuanto a la importancia de la diversidad en la ciencia.

Atender los problemas en torno a la diversidad es de particular importancia en una disciplina como la electroquímica, donde hay una alta demanda de científicos e ingenieros talentosos que puedan resolver algunos de los retos más urgentes a los que se enfrenta nuestro planeta. “De momento hay mucha competencia en el mercado laboral y no tenemos suficientes estudiantes de doctorado y postdoctorado”, dice Marina. “En la inminente economía del hidrógeno, la electroquímica va a jugar un papel importante en la producción de hidrógeno. Para cualquier persona que sea competente y creativa, las oportunidades están ahí”.

Mauzeroll está de acuerdo en que la electroquímica necesita atraer más personas jóvenes: “Los estudiantes son quienes van a tener las nuevas ideas geniales que van a impulsar la electroquímica. Espero que esta edición haga que sientan que esta disciplina es realmente increíble e importante, y que escojan a la electroquímica para el futuro de su carrera”.

De manera más general, las organizaciones como la ECS pueden jugar un papel importante apoyando a las jóvenes que sienten que pertenecen a este campo de estudio. “La ECS hace que convertirse en parte de la comunidad sea fácil”, dice Virtanen. “Incluso cuando estaba estudiando mi doctorado, me preguntaban si me quería involucrar en las actividades de la sociedad. Sentir que los miembros que tienen más experiencia en tu comunidad profesional están interesados en tus opiniones es un gran apoyo”.

Las reuniones de la sociedad, que ocurren dos veces al año, también crean un fuerte sentido de comunidad; son una valiosa fuente de apoyo y consejos para las mujeres a lo largo de sus carreras en la ciencia. “La ECS proporciona acceso a una red profesional realmente fuerte”, dice Suroviec. “Puedes tener acceso a una perspectiva externa respecto a cualquier problema que tengas, preguntar a otras personas sobre tus experiencias y obtener opiniones que te pueden ayudar con tus problemas. La oportunidad de hablar con franqueza es realmente importante para que las mujeres se sientan seguras de que su problema es real y tiene solución”.

Milošev, como editora en jefe fuera de Norte América, dice que haberse involucrado con la edición especial la ha acercado a sus colegas femeninas en otras partes del mundo. “Me encantan las conexiones que hemos hecho gracias a esta edición especial y realmente me hace sentir que formo parte de una comunidad”, mencionó. “Es realmente útil construir esta red de contactos con las autoras y revisoras. Estamos conectadas y dependemos la una de la otra”.

Traductor: Pedro Díaz