Las compañías petroleras más grandes son responsables de más de un tercio de las áreas quemadas por incendios forestales en Norteamérica
Por Cait Cullen
Un nuevo estudio publicado hoy en Environmental Research Letters destaca la relación entre las áreas quemadas por incendios forestales, los aumentos en sequías y condiciones de peligro de incendios, y las emisiones de gases de invernadero producidas por los productores de carbono más grandes a nivel global.
Este análisis liderado por expertos de la Unión de Científicos Preocupados (UCS, en inglés), se titula “The Fossil Fuels behind Forest Fires”, y destaca que poco más de 8 millones de hectáreas quemadas—el 37% del área total quemada por incendios forestales en el oeste de Estados Unidos y el suroeste de Canadá desde 1986— se puede atribuir a las emisiones de gases de invernadero de las 88 empresas productoras de petróleo y cementeras más grandes del mundo. El estudio también encontró que las emisiones producidas por estas compañías también contribuyeron al aumento observable de más de la mitad de las condiciones que, desde 1901, han incrementado el riesgo de incendios forestales clasificados como grandes y severos en la región. Los hallazgos proporcionan nuevos datos que pueden promover los esfuerzos por hacer que las compañías se responsabilicen por los daños y riesgos que su industria ha ocasionado tanto en el pasado como en el presente y a futuro.
“Durante las últimas décadas, el cambio climático causado por los seres humanos ha transformado a los incendios forestales, que antes eran algo rutinario en el oeste, en eventos excepcionalmente destructivos. Poblaciones enteras se vuelven ceniza y los medios para la subsistencia son destruidos”, dice Kristina Dahl, autora del reporte y científica principal en la Unión de Científicos Preocupados. “Nuestro estudio ofrece respuestas respaldadas por la ciencia a las preguntas sobre quién tiene la responsabilidad por esta destrucción tan dolorosa. Esperamos que con esta nueva evidencia, los políticos, oficiales votados y expertos legales tengan más armas para hacer responsables, dentro del marco político y legal, a las compañías productoras de combustibles fósiles”.
Los científicos de la UCS utilizaron el déficit de presión de vapor (VPD, en inglés), que es una medida de la capacidad del aire para extraer agua de las plantas y los suelos, para demostrar cómo las emisiones rastreadas a los principales productores de combustibles fósiles tuvieron un impacto directo en los incrementos significativos tanto en las áreas quemadas por incendios forestales, como en las condiciones de peligro. Los autores también evaluaron los reportes científicos más recientes en cuanto a cómo los cambios en VPD han contribuido al incremento del número de incendios grandes, la duración de la temporada de incendios, así como la severidad de los incendios forestales y las megasequías prolongadas.
El análisis elabora sobre un cuerpo de trabajo basado en estudios de atribución. Los estudios de este tipo han ido en aumento y tienen como objetivo conectar las emisiones generadas por la extracción y el uso de productos de combustibles fósiles y derivados, con el incremento en la temperatura promedio de la superficie terrestre, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos. Con este tipo de investigación como base, más de 30 estados, ciudades y condados han iniciado demandas en contra de las principales compañías productoras de petróleo y gas; buscando que resarzan el daño que han recibido a causa del cambio climático así como para limitar futuras emisiones. Los nuevos hallazgos interdisciplinarios revelados por la investigación de la UCS son un avance hacia la atribución de responsabilidad a las corporaciones.
“Este estudio representa un parteaguas importante para la ciencia que respalda la atribución de responsabilidades, ya que revela una relación directa entre la destrucción de la vida silvestre en una región específica y las compañías que generan más emisiones de carbono a nivel global”, dice Carly Phillips, autora del reporte y científica investigadora de la campaña para la responsabilidad dentro de la UCS. “Esta investigación elabora sobre la ciencia que se ha hecho durante más de una década para rastrear las emisiones de gases de invernadero y evaluar el impacto a nivel global que han tenido ciertos procesos relacionados con la producción de combustibles fósiles. De manera más específica, los hallazgos de la UCS pueden servir como fuente de información para los diálogos que se están dando en todo el mundo en torno a la responsabilidad que tienen estas 88 entidades por los riesgos climáticos del pasado, presente y futuro”.
Las comunidades, culturas y ecosistemas del oeste de Estados Unidos y el suroeste de Canadá han evolucionado junto con los incendios forestales durante milenios. Pero durante las últimas décadas, prácticamente todos los aspectos de los incendios forestales han empeorado a lo largo de las zonas boscosas del oeste de Estados Unidos, incluyendo áreas en California, Canadá, Colorado, Idaho, Nuevo México, Oregón, Washington y Wyoming. Los daños ocasionados por estos fenómenos se están acumulando, y su impacto se extiende mucho más allá de las quemaduras superficiales, ya que en la actualidad se ven afectadas las personas, las economías y los ecosistemas.
Las comunidades no-blancas y de bajos ingresos que sobreviven un incendio forestal, enfrentan riesgos de salud pública que son desproporcionados debido a las injusticias socioeconómicas sistémicas y, por lo mismo, tienen menos posibilidades de recuperarse de este tipo de percances. La gente de color, en particular nativos americanos, también se encuentran más vulnerables ante los incendios forestales y la exposición al humo debido a su situación geográfica.
“Si bien el impacto ocasionado por incendios forestales que se hacen gradualmente más poderosos es una amenaza constante, es crucial reconocer que el peso no recae sobre todos de manera equitativa”, explica José Pablo Ortiz-Partida, científico especializado en agua y clima en la UCS. “Mientras buscamos soluciones—tanto preventivas como restauradoras—las necesidades de las personas de bajos recursos y otras comunidades vulnerables deben ocupar un papel central”.
Además de hacer responsables a las compañías que producen combustibles fósiles, las expertas de la UCS recomiendan programas y políticas que: reduzcan las emisiones de gases de invernadero con rapidez, reduzcan los incendios forestales iniciados por personas, aumenten los recursos destinados a la salud forestal y protejan la salud y seguridad de las comunidades a través de inversiones en la prevención y protección contra incendios.